domingo, 26 de febrero de 2012

Es  verdaderamente difícil imaginar una vida sin conciencia de uno mismo.Una vida sin recuerdos, sin sentido del tiempo ni del espacio, en la que los símbolos no tengan significado. Una vida sin autobiografía, donde las personas más queridas nos parezcan seres extraños. Hoy por hoy, este es desafortunadamente el destino de los afligidos por el cruel alzheimer. Todos terminan en un estado vegetal, despojados de las facultades del alma que los definian como seres humanos.
 El sufrimiento y la ruina asociados a esta dolencia incurable explican que tantos enfermos, al enterarse de su terrible prognosis, se despidan de este mundo para siempre, como hacen los moribundos en el lecho de muerte. Y es que, dado que esta aflicción cerebral no daña el músculo cardíaco ni otros órganos vitales, los afectados se mantienen vivos un promedio de nueve años .

Cada dia vivimos más, y gracias a los avances de la medicina las demencias relacionadas con la edad de las neuronass se diagnostican con mayor frecuencia, Con todo, el porcentaje de personas entre ochenta y cinco y cien años que padecen estas dolencias no alcanza al 40 por 100. Por otra parte, los espectaculares adelantos en ingeniería genética y el uso terapéutico de células madre , los avances en inmumología y el descubrimiento en el laboratorio de la capacidad regenerativa de algunas de las neuronas encargadas de alimentar la luz de la conciencia dan esperanza a la posibillidad de encontrar un dia no muy lejano la forma de prevenir o curar estos males tan devastadores.

Como hemos visto, encender la bombilla que nos permite observarnos y ser conscientes de nosotros mismos es un don maravilloso. Es también el primer requisito en la construcción de nuestro "yo".  El paso siguiente es la introspección , la capacidad de examinarnos internamente y analizar nuestras ideas , nuestras emociones y nuestros actos.

viernes, 24 de febrero de 2012

En condiciones normales, el nivel de conciencia varía según las circunstancias.Por ejemplo, cuando nos despertamos por la mañana la luz de la conciencia se enciende, pero no alumbra la totalidad de nuestro ser. Normalmente notamos las sensaciones corporales  de calor o frío, de energía o de cansancio, de tranquilidad o de inquietud. Llevamos a cabo automáticamente  tareas rutinarias como asearnos , desplazarnos al trabajo, comer o hacer ejercicio, sin pararnos a pensar y sin alcanzar una conciencia plena de lo que estamos haciendo.

Por lo general, no somos conscientes del funcionamiento del cuerpo. De hecho, somos mucho mas sensibles a las averías de los órganos internos que a sus actividades normales.Pero habitualmente utilizamos la luz de la conciencia cuando nos enfrentamos a decisiones importantes, analizamos nuestras relaciones afectivas, cuidamos nuestra imagen pública, programamos nuestro futuro, tratamos de entender nuestros deseos o comportamientos, examinamos nuestra biografia o reflexionamos sobre el significado de la vida y nuestro papel en este mundo.

Con todo, una cosa es estar despierto y otra distinta es ser consciente de uno mismo.Para ser conscientes no bastan los estímulos del sistema reticular, sino que se requiere además el buen funcionamiento de otras áreas del cerebro, como la corteza y el tálamo, y las múltiples conexiones que existen entre ellas.

miércoles, 8 de febrero de 2012

LA LUZ DE LA CONCIENCIA

<<Que algo tan extraordinario como el hecho de ser conscientes de nosotros mismos sea producido por la simple estimulación de unas neuronas en el cerebro es tan inexplicable como la aparición del genio cada vez que Aladino frotaba su làmpara.>>

THOMAS HUXLEY,El lugar del hombre en la nturaleza (1863).

lunes, 6 de febrero de 2012

LA AUTOESTIMA

Para el común de los mortales lo más importante del mundo es uno mismo. Cuando reflexionamos o conversamos con alguien cercano, los temas que nos resultan más relevantes y emotivos son aquellos que tratan sobre algún aspecto de nuestro "yo", sobre sucesos que nos afectan personalmente.
La curiosidad por entenderse a sí mismos es la principal fuerza que impulsa diariamente a millones de hombres y mujeres a buscar con avidez historias humanas con las que identificarse,  ya sea en las noticias de la prensa, en las tertulias  de la radio, en los programas de televisión, en el cine, en las obras de teatro, en los libros y revistas o en Internet. La preocupación con su propio "yo" también impulsa a incontables  personas a acudir a psicólogos, psiquiatras, echadores de cartas, adivinos....etc en busca de respuestas a algún conflicto en sus relaciones, de pronósticos sobre lo que está por llegar o de aclaraciones de facetas de su carácter que les agobian o no comprenden.
Pese a  este insaciable y universal interés por saber sobre nosotros mismos, todos atravesamos momentos en los que no nos entendemos.
La predisposición para abrirnos y hablar sobre nosotros mismos está  influenciada por nuestro estado de ánimo, de forma que las ideas que expresamos varían, según cómo nos sintamos en un momento dado. Los sentimientos desempeñan un papel fundamental en cómo pensamos y en cómo interpretamos las cosas. En el cerebro, las zonas encargadas de elaborar las emociones, como el hipotálamo, también modulan las neuronas encargadas de razonar. pensamos.
Por todos estos motivos, es comprensible que nos desconcertemos y dudemos al enfrentarnos con la tarea de describirnos , y necesitemos tiempo para deliberar interiormente antes de hacerlo.
La realidad, sin embargo, es que los seres humanos gozamos de una sorprendente aptitud para observarnos, analizarnos y juzgarnos. Todos en algún momento valoramos nuestro físico a través de nuestra  lente crítica particular.
También podemos evaluar nuestros temperamentos, nuestras actitudes y conductas, de acuerdo con nuestros ideales o las normas que establece la cultura en  que vivimos. Los juicios de valor que hacemos pueden ser de muchos tipos; por ejemplo estéticos (bonito o feo ), morales (bueno o malo), emocionales (alegre o triste) .Dependiendo de las valoraciones que formulemos, y de como  sobrellevemos las que  adoptamos como definitorias de lo que somos, nos sentiremos más o menos bien con nosotros mismos.