El ser, en los comienzos de la vida, es una realidad totalmente inconsciente. Pero, igualmente, es una realidad evolutiva, movida por un dinamismo de crecimiento que lo impulsa sin cesar a actualizar las potencialidades que lo constituyen y a aparecer a la conciencia del sujeto.
El fenómeno de la emergencia del ser procede de estos dos movimientos interactivos: actualización y concienciación de las riquezas del ser. Por tanto, esta emergencia no se hará sino en un cierto estadio de maduración de la inteligencia que permite la toma de consciencia, y del cuerpo que hace posible la acción.
Se distinguen tres tiempos en este fenómeno de emergencia:
-Un tiempo en el que la persona realiza actos que ponen en práctica potencialiadades hasta entonces ignoradas por ella, apoyándose en una intuición a menudo poco consciente y frágil de aquello, quizás, no está fuera de su alcanza.En esta etapa, la persona es muy dependiente de la fe que su entorno pone en ella y en su capacidad de lograrlo.
-Un segundo tiempo en el que la persona toma conciencia de que tiene una capacidad.Las experiencias positivas realizadas le sirven de referencias para afirmar la certeza de su aptitud.
-Un tercer tiempo viene cuando la persona ha adquirido una larga experiencia del ejercicio de su don y se ha topado con los límites constitutivos de este aspecto positivo.
El presentimiento, la certeza, y después la evidencia constituyen las tres fases de la emergencia y por lo tanto, del conocimiento experiencial de las realidades de la identidad.
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